MANIFIESTO PSICÓLOGOS POR LA VERDAD ARGENTINA
- psicologosxlaverda
- 28 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Argentina, Septiembre 2020

PSICÓLOGOS POR LA VERDAD ARGENTINA El ser humano es un ser social. Es imposible mantener eternamente la dificultad para sostener vínculos. El apego es una dotación biológica inicial que predispone a un sujeto a entrar en sintonía emocional con sus cuidadores. Es una capacidad que se va desarrollando a lo largo del tiempo. La experimentamos en los vínculos de afecto como la familia, amigos y el amor. Coartarle a una persona la posibilidad de frecuentar estos vínculos y experimentar ese contacto afectivo mediante un beso, un abrazo, es DERRUMBARLA poco a poco. Se le genera un quiebre emocional, que va debilitando su autoestima, confianza en sí mismo, estabilidad emocional, posibilidad de proyectarse, de concretar metas y objetivos personales y laborales. Se prohíbe el contacto físico que es tan importante para el sujeto. El discurso soslayado que intenta sostener esta intencionalidad deliberada, es una falacia, porque si se persigue cuidar la vida, en realidad se la está derrumbando, porque la salud mental es parte de la vida y descuidar los afectos y los vínculos es destruir a un individuo, y por lo tanto a la sociedad. Asimismo, descuidar la economía implica en aquellos individuos que se sostenían económicamente en una actividad prohibida por la cuarentena, un aumento sobre la incertidumbre sobre su futuro (por la dificultad de poder sostenerse gracias a aquella actividad que hicieron casi toda su vida), una angustia extrema debida al derrumbe económico e imposibilidad de generar dinero por sí mismo, desesperanza, aumento de trastornos del sueño, del apetito, inestabilidad emocional y un sinfín de trastornos que podrían evitarse si el objetivo es cuidar la vida.
Por eso no entendemos –como profesionales de la salud- que existan maniobras impeditivas de mejorar la calidad de vida de los pacientes contagiados por COVID con distintos tratamientos (que se han dado a conocer públicamente) que se intentan multiplicar y aumentar las cifras de contagios sin argumentos médicos, que el test que se aplica no es específico de este virus y ello va contra cualquier diagnóstico diferencial que los profesionales de la salud realizamos con nuestros pacientes. Todo ello genera una alarma y aumento de trastornos fóbicos y paranoides de la población, que de ninguna manera cuida la vida. Estos mecanismos coercitivos de imponer una “nueva normalidad” que de normalidad no tiene nada, apuntan a soslayar las libertades individuales, el desarrollo pleno de las habilidades de un sujeto. Se ejercen mecanismos de control que someten a las personas a una realidad impuesta y totalmente perjudicial. Otra capacidad coartada es la capacidad de practicar culto o religión, y sabemos que el ser humano es bio-psico-socio-espiritual y abierto a la trascendencia. Entonces en el afán de cuidarnos de un virus con supuesta alta tasa de mortalidad (no demostrable empíricamente por la realidad clínica), se descuidan los derechos de esos individuos y así también se descuida la salud mental comunitaria de aquellos creyentes. Se fomentan destrucciones de vínculos, brindando líneas telefónicas para denunciar a un vecino o conocido que no cumple con la norma impuesta. Se prohíbe el establecimiento de lazos afectivos, el festejo de rituales sociales como cumpleaños, casamientos, viajes de egresados, velorios, entierros y cualquier concentración de personas. Ya no podemos sonreir porque tenemos que usar un barbijo (mascarilla) que oculta nuestra expresión y aspecto gestual del lenguaje. Se coarta a los profesionales que informan otras fuentes científicas que no acompañan a este discurso hegemónico como modo de callarlos y no dejar que los sujetos tengan criterio y decidan a quién quieren escuchar.
Parece que quieren imponer la vacuna obligatoria para renovar trámites indispensables, ¿adónde queda la libertad individual del sujeto?, ¿su capacidad de decidir sobre su vida y la de sus seres queridos?
Desde el punto de vista de psicología evolutiva, los niños y adolescentes necesitan los contactos afectivos para poder desarrollarse y crecer en plenitud y felicidad. Necesitan aprender y jugar sin barbijos, intercambiando con sus compañeros y docentes. La educación a distancia no es aprendizaje, el aprendizaje necesita un vínculo, de un intercambio, de generar criterio, permitir expresión individual e interacciones sociales con sus pares y docentes.
Llenarlos de trabajos prácticos no es conocimiento, es llenar a los padres de una tarea que no les corresponde ni están preparados para hacerla. Sobrecargar a los docentes de informes y trabajos prácticos no es mejorar la calidad del aprendizaje ni darles continuidad pedagógica. Las escuelas deben estar abiertas y todos los actores institucionales volver a las mismas junto a los estudiantes.
Los clubes deben estar abiertos y permitir a las personas practicar sus deportes y actividades de socialización y reunión.
Las estadísticas muestran que con esta cuarentena en el país aumentaron los trastornos como depresión, ansiedad, consumo de sustancias, trastornos alimentarios, del sueño, suicidios. Esas cifras y esos datos no se hacen públicos.
¿por qué?, ¿acaso no deben darse a conocer?
¿Qué pasa con las personas mayores que debemos supuestamente aislar para cuidar?, ¿por qué no podemos abrazar, besar, visitar y compartir con nuestros mayores? Emocionalmente este aislamiento y “nueva normalidad” aumentó las cifras de infartos, depresiones, angustia, suicidios en las personas mayores. No podemos dejarlos solos. Ellos nos cuidaron todos estos años, trabajaron para este país, ¿los vamos a abandonar?
Es inminente que esta cuarentena se termine en todo el país. Exigimos el levantamiento de la misma para no seguir derrumbando a la sociedad y a todos los argentinos.
Firmado,
Psicólogos por la verdad Argentina
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